Buenos Aires, Capital de Venezuela > Pilar Rahola


La verdad no intento armar forobardo.. para mi esta tipa es una de las pocas personas que tiene bien puesto los ideales y no tiene pelos en la lengua.

Saludos



Buenos Aires, capital de Venezuela

Por Pilar Rahola
Para LA NACION




La perplejidad. Recuerdo perfectamente el momento. Hebe de Bonafini acababa
de elogiar el mundo de ETA y se despachaba a gusto contra la democracia
española. Era el mismo año en que ETA asesinaba en Barcelona al político
socialista Ernest Lluch (amigo de muchos de nosotros), y la larga lista de
muertos inundaba nuestra ensombrecida conciencia.

Para todos los que nos habíamos educado en los movimientos contra Franco,
las Madres de la Plaza de Mayo eran un referente, una especie de lucha
blanca contra la maldad negra de la dictadura, y así las habíamos incorpor!
ado a nuestra mitología, sin depurar matices. Probablemente éramos víctimas
de la ignorancia, acostumbrados a poner en el saco de las bondades a todos
los movimientos solidarios. Pero Hebe nos despertó de golpe, como un molesto
viento, frío e inesperado.

Si esa mujer representaba la lucha por las libertades, ¿cómo podía defender
a una organización totalitaria que mataba a nuestros amigos, a la gente que
pasaba por la calle, a cualquiera que situara en su demoníaco punto de mira?
Las reivindicaciones vascas, planteadas de forma democrática, formaban parte
de las causas de muchos de nosotros. Pero el terrorismo sólo era una maldad
nihilista.

Desde aquel día, Hebe de Bonafini conformó el ejemplo más triste -más
decepcionante- de cómo una bandera noble podía esconder auténticas maldades
ideológicas. Al fin y al cabo, la izquierda reaccionaria había sido,
históricamente, tan enemiga de la libertad como su homóloga de derecha, y
Bonafini recuperaba esa tradición sin ! ningún complejo.

¿Cuántos miles de muertos, en nombre de los principios de la izquierda, en
nuestra historia reciente? Y a cada muerto, su silencio, porque el mundo
decidió que sólo las víctimas de las dictaduras de derecha existían.

Ahí están, en su doble asesinato, el físico y el del olvido, los millones
que masacró el estalinismo, o los que murieron en las Camboyas olvidadas, o
los que sufren el espantajo de la dictadura cubana.

Las víctimas de Chile, Argentina, España, tuvieron sus poetas, sus
recuerdos, su memoria. Pero las víctimas de Pol Pot, de Stalin, de Fidel, no
tienen quien les escriba, porque la izquierda decidió no hacer la
autocrítica que la historia reclamaba.

Ahora, viendo a los D Elia pasearse por la tiranía iraní, defendiendo sus
bondades incluso por encima del respeto mínimo a las víctimas de AMIA, el
círculo del fascismo de izquierdas se cierra a la perfección. Sabemos que
una parte de la extrema izquierda latinoamericana ya! coquetea con el
islamismo fundamentalista: les une el mismo odio a los valores de Occidente,
y el mismo desprecio a la libertad.

Lo de Ferro, pues, con Hebe de Bonafini y su colega Luis D Elía, abrazándose
al sátrapa Hugo Chávez, no resulta una sorpresa. Dios los cría y el mismo
populismo demagogo los junta.

El reaccionarismo de izquierdas, tan exhibicionista como el de derechas,
gusta de la escenografía y el relumbre de los focos. Tampoco es una sorpresa
que Chávez plante la carpa de su circo antiyanqui en todo territorio que
considere propio, confundida la persona con el cargo, y el cargo con el
país.

Venezuela ya es de su propiedad, dominada la prensa, amordazado el
Parlamento y perseguida la oposición. Pero incluso gozando de una notable
imaginación, nunca pensé que el dominio territorial de Chávez llegaría hasta
el mismo corazón porteño, como si fuera una extensión venezolana de los
sueños de Bolívar.

En uno de esos lujos que la vida nos r! egala, tuve la ocasión de platicar
unas horas con Julio María Sanguinetti, una de las cabezas más bien
amuebladas de América del Sur. Dos perlas de esa mente privilegiada: "La Paz
es un convento, Bogotá una universidad y Caracas un cuartel"; "los
venezolanos, cuando votan, no votan al presidente de Venezuela, sino al
presidente de América".

Desde ese cuartel con ínfulas imperialistas, este tipo, a medio camino entre
el fascismo mussoliniano y el populismo castrista, que tiene sus posaderas
asentadas en una ingente y pornográfica fortuna, pero que mantiene a su
población en cotas también pornográficas de pobreza, ese Chávez parece que
tiene tantas agallas como poca vergüenza.

Visto desde la distancia, su mitín en Ferro me parece un acto de
colonialismo sólo imaginable en un país sin entidad, pero alucinante, en una
nación que, como la Argentina, es geopolíticamente tan relevante. Viene a
chillar contra el imperio, y lo hace colonizando la imagen de otro país, en!
un acto de imperialismo chusco que me resulta imposible entender cómo han
permitido.

Desde luego, un acto así resultaría impensable en Europa. Ya sé que la
Argentina respondió poco, que el Gobierno no envió a nadie, que eran menos
de los que querían, pero haberlo permitido es ya, sin duda, una dejación muy
seria de la soberanía de un país.

Por supuesto, la visita de Bush por América del Sur merece una mirada
crítica: no en vano el gobierno norteamericano ha ignorado los problemas de
la región. Pero hay un gran trecho entre la crítica severa y este acto de
"freakismo" político que reúne lo mejor de la izquierda más jurásica.

Si la oposición a Bush son los amigos de Irán, las amigas de ETA y un
aprendiz de dictador que dilapida la fortuna de su país, mientras crecen las
diferencias sociales, Bush mejora por momentos.

No hay nada como tener enemigos de caricatura para parecer algo serio.


Edit:
dijo:

GROSSOG | 06.04.2007 11:52:23 dijo:

A esta mina los milicos no le mataron a nadie...la solucion para vos es q cuando ellos te secuestraban, torturaban y despues te mataban..les tenias q tirar con flores asi aprendian...Dejate de joder esta pelotuda habla porq nunca sufrio con un familiar q un dia salio y nunca mas volvieron a saber de el..



Su abuelo fue el primer fucilado por la dictadura de franco