Lindo Perrito





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El siguiente texto aparece en el capítulo "Perra vida", de mi libro "Secretos de camarín" (2002).
Bobby, un especimen viñamarino, hizo su entrada triunfal en la Copa del Mundo organizada en Chile. Siguió a su amo un par de cuadras hasta la cancha, donde Brasil e Inglaterra se proponían lucha sin cuartel por avanzar a las semifinales del Mundial. Recién había empezado el segundo tiempo, y el marcador indicaba empate a un gol, cuando el perro de marras se coló en el rectángulo sagrado. Pierre Schwinte, el árbitro francés, detuvo las acciones y comenzaron las andanzas de la mascota local. Bobby, lejos de sentirse amedrentado, primero se dedicó a jugar con la pelota y luego demostró sus dotes de wing revoltoso esquivando a sus eventuales cazadores. Mane Garrincha, según muchos el mejor gambeteador de todos los tiempos, quiso atraparlo y el veloz juego de piernas del cachorro lo disuadió de inmediato.

El reloj corría y a un delantero inglés, Jimmy Greaves, se le ocurrió una manera poco ortodoxa pero efectiva para terminar con el entuerto. Se puso a cuatro patas y por algunos segundos se movió como si fuera un perro. En las gradas, el respetable no aguantaba la risa. Bobby se confundió y cayó en la trampa, así que Greaves agarró su trofeo. Pero, como todo quiltro tiene sus mañas, mientras el británico lo sacaba de la cancha el ejemplar viñamarino se orinó en su camiseta. Los brasileños asumieron entonces que se trataba de una señal y en menos de quince minutos hicieron dos goles para sellar su victoria.

Al día siguiente, Garrincha pidió que le llevaran al perro providencial, de pelaje negro y atorrante como cualquier vagabundo. Al principio sus dueños se resistieron, pero terminaron accediendo a la solicitud y el regalón se convirtió en cábala oficial del Scratch, que como se sabe ganó su segundo título mundial pocos días después. Luego Bobby viajó a Brasil como héroe de guerra y apenas se bajó del avión fue rebautizado con el nombre de Bi, por el bicampeonato conseguido en Chile. Bi se alojó en la casa de Garrincha y por algún tiempo vivió feliz con su nuevo dueño, quien lo contaba entre sus cosas más queridas.

Pese a todo, igual que Garrincha, Bi no tuvo un final heroico. Su amo hizo varios enemigos al transformarse en amante de Elza Soares, famosa cantante de samba, y el perro pagó las consecuencias.

El traumático epílogo lo cuenta Gonzalo Olavarría en una crónica publicada por Las Últimas Noticias: "Un día, en 1963, Mané se fue a pescar y, como era usual, llamó a Bi, que gozaba revolcándose en la arena, para que lo acompañara. Pero éste no apareció, lo que tampoco era tan extraño, porque al quiltro le gustaba quedarse durmiendo hasta tarde. Eso sí, cuando Garrincha volvió a eso de las 11 de la noche y no lo encontró, se preocupó de veras. Pensó que se había perdido, o tal vez que se lo habían robado, hasta que un vecino llegó a avisarle lo que tanto temía: Bi estaba muerto en un peladero que quedaba detrás de su casa. Los mismos que atacaban al jugador por su romance con Elza habían envenenado al cachorro. Esa vez, Garrincha no salió a la calle durante toda una semana. Y, por mucho tiempo, no volvió a sonreír". Años después, Mané terminó de envenenarse a sí mismo con los dos demonios que lo persiguieron durante toda su carrera: la fama y el alcohol