El eterno Popeye


Si confesáramos que su profesión es la de marinero solo estaríamos revelando una simple característica, al fin y al cabo cualquier individuo medianamente capaz puede desempeñar esa tarea.

Si agregáramos que uno de sus hábitos preferidos es fumar en pipa ya estaríamos concediendo una valiosa pista, aunque no del todo pues la cosecha de fumadores en el mundo no deja de ser amplia. Y si dijéramos que uno de sus principales rasgos -un tatuaje de anclas- se encuentra estampado en ambos brazos estaríamos consiguiendo que, algunos pocos, descubrieran de quién se trata el personaje enigmático al cual se hace referencia y, al mismo tiempo, que otros hablaran de “su mal gusto a la hora de escoger Tatoos”.



Popeye, el marino más célebre de todos

En cambio, si directamente apuntáramos que este sujeto ama las espinacas estaríamos, lisa y llanamente, develando el enigma: ¿o es que acaso alguien ama las espinacas más que Popeye?.

Para envidia de los tomates (duele solo mencionarlos) este popular marinero no solo supo lanzarse a la fama a sí mismo sino que también consiguió hacer el trabajo sucio de otro: brindarle gloria a las espinacas. Es decir que, al igual que los amantes de los cómics están agradecidos con Elzie Crisler Segar por haber creado a Popeye, en igual medida deben sentirse felices los verduleros o las madres cuyos hijos presentan un importante desorden alimenticio, por este “respaldo”.

Al fin y al cabo la idea es clara y se puede apreciar en la mayoría de sus historias: Popeye sin las espinacas es únicamente un marinero corriente pero, al nutrirse de ellas, se transforma en ese paladín divertido que siempre cuenta con la “nafta suficiente” para salvar a Olivia (el único personaje de la serie que no debería comer espinacas...sino algo con más calorías).



Popeye y la espinaca: una sociedad inquebrantable


Pero...¿Cómo nace Popeye? ¿Quién se esconde detrás del lápiz? ¿En que verdulería compra las espinacas? ¿Cómo hace para vivir a las piñas y gozar de un traje blanco como la nieve en cada nueva aventura? No todas, pero algunas de esas respuestas están aquí...

Popeye (su nombre viene de las palabras “Pop” y “Eye” que sería algo así como “Ojo reventado”) fue creado por el ya mencionado Elzie Crisler Segar a finales de los años veinte. Este dibujante nacido en California -Estados Unidos- siempre confesó que su fuente de inspiración a la hora de realizar tiras cómicas fueron las películas de Charles Chaplin (Elzie Segar trabajaba como proyector en un cine y se pasaba horas mirándolas).

En 1916, gracias a la ayuda o “empujoncito” (ese del que todos necesitamos alguna vez) de su amigo Richard Felton Outcault, publicaría sus primeros trabajos: “Charlie Chaplin's Comic Capers” en el Chicago Herald y “Looping the Loop” en el Chicago Evening American.



Elzie Crisler Segar, el mentor


Pero, definitivamente, el personaje que lo haría pasar a la posteridad no sería otro que Popeye, quien vio la luz por primera vez el 17 de enero de 1929 dentro de una historieta llamada “Timble Theatre” la cual fue publicada en el matutino The New York Evening Journal.

Con el tiempo Popeye asciende en popularidad y termina haciéndose el amo de la tira a la que da su propio nombre. Las entregas diarias de Segar estaban concebidas para un público adulto, rebelde y abiertamente en contra del modo de vida americano de ese entonces.

Si en la actualidad algunos episodios de Popeye nos siguen produciendo gracia, no hace falta imaginarse el boom que produjo esta historieta en aquellos tiempos en los cuales las guerras abundaban y el humor escaseaba.

Las continuas peleas de Popeye contra Brutus, los reiterados rescates del marinero para con Olivia, la salvadora latita de espinaca siempre a mano y muchos otros “gags” de esta serie cautivaron al pueblo americano y, más tarde, a todo el mundo.

Luego del éxito en la edición de papel, la vida de este Marinero continuaría deparándole otro “buen puerto”: la TV.

El 14 de julio de 1933 la creación de Segar llegó a las pantallas en el corto animado nombrado “Popeye The Sailor”. Aunque en este caso, como pasara también en sus inicios, Popeye no gozaría de la exclusividad total sino que, en ese debut animado, formaría parte de una historia protagonizada por la famosa Betty Boop (vaya a saber uno que hizo Popeye para ganarse el papel...).

Dos meses después de aquel corto, el hombre de las espinacas se ganaría su protagónico para no soltarlo más.

Con el correr del tiempo este Marinero iría evolucionando y, además de presentar renovados dibujos, irían sumándose otros nuevos personajes como sus pequeños sobrinos o el devorador de hamburguesas Wimpy (de este nombre surge una famosa cadena de hamburgueserías).



Wimpy el Debora-hamburguesas


El año 1938 marcaría el final para el “Padre de la Criatura”: a los 44 años Elzie Crisler Segar perecería producto de una leucemia y Popeye, a pesar de seguir en pantalla, ya casi no presentaría nuevas historias sino que daría paso a las interminables repeticiones.

Se rumorea que para aquella fecha todas las verdulerías y granjas del mundo estuvieron cerradas por luto pues, ya sin Segar en esta tierra y con un Popeye carente de apetito, la venta de espinacas no tenía el menor de los sentidos.